Las flores que en su día lucían perfectamente bordadas sobre la arpillera, ahora aparecían deshilachadas como consecuencia del uso. Nada que no se pueda solucionar con las herramientas necesarias.
Lo primero que hice fue quitar el bordado por completo y dibujar una plantilla con la silueta que más tarde iba a pintar sobre el bolso.
La técnica aplicada es muy sencilla y ya la había utilizado anteriormente con resultados fantásticos.
¡Objetivo conseguido!, con muy poquito tiempo y aún menos recursos tenemos un bolso único y exclusivo que podremos seguir disfrutando unas temporadas más de verano.
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