lunes, 21 de abril de 2014

Mi árbol de los deseos.

Hace ahora un año que lo traje a casa. No es más que un pedacito de retama desnuda y caduca pero con un encanto que conectó directo conmigo. Estaba en el arcén de una carretera de camino a Málaga, y como yo soy así, bajé y lo cargué en el coche. Ni que decir tiene que en casa todos me miraron raro al aparecer con él, pero como me conocen, daban por hecho que algo le tenia destinado.


No se equivocaban. Lo primero que hice fue limpiar de cualquier resto cada una de sus ramas y tronco. Después le dí unas capas de pintura blanca, quedando así con un aspecto que me encanta.






Ahora ocupa un rinconcito muy especial. En él cuelgo pequeños detalles que en algún momento han supuesto algo para mí o que sencillamente me gustan. Cascabeles y guirnaldas que le dan un toque de luz y un simpático tintineo. Además le añado etiquetas con buenos deseos y futuros proyectos. Quién sabe, ¿y si me los concede?...

4 comentarios :

  1. Sencillo y elegante, besitos para todos!!!. Elvira.

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  2. Me encanta Sandra!!! Eres una artista!!! Besos. Susana.

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  3. Qué bonito Sandra!!!.

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  4. Menudas manos!!! ARTISTA!!!!

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